Crònica del “XXIX ENCUENTRO NACIONAL de PASTORAL del SORDO en BURGOS”

“XXIX Encuentro Nacional de Pastoral del Sordo y Sordociegos”

Burgos, de l’11 al 15 juliol de 2019 

[TRADUCCIÓ PENDENT]

 

El Departamento de Pastoral del Sordo de la Comisión Episcopal de Pastoral de la Conferencia Episcopal Española y la Pastoral del Sordo de Burgos, han elaborado un programa para el XXIX Encuentro Nacional de Pastoral del Sordo y Sordociegos en Burgos.

 

El jueves 11 de julio por la tarde, íbamos llegando al seminario de Burgos los participantes de las distintas diócesis. Enseguida nos refrescaron con agua y nos reconfortaron con su cariñosa acogida.

Con la Eucaristía concelebrada por nuestros sacerdotes y presidida por el Arzobispo de Toledo, daba comienzo el encuentro. Y al acabar, ese momento tan emocionante del “reencuentro” de amigos y conocidos. En la presentación, el Arzobispo se esforzaba para que le entendiésemos los sordos y lo primero que nos dijo, fue que tendría más en cuenta a nuestro colectivo.

Después de la cena, en la que todos queríamos hablar a la vez y contarnos cosas, nos retiramos a nuestras habitaciones, que al ser tan sencillas y fresquitas, nos proporcionaron un gratificante descanso.

El viernes, todos estábamos puntuales en la capilla, para comenzar el día con la oración. Las dos ponencias de la mañana, la I sobre “El origen de la Eucaristía, impartida por el Vicedecano de la Facultad de Teología de Burgos y la II “Eucaristía y domingo” del Arzobispo de Toledo, estaban tan bien estructuradas y expuestas con tanta claridad para que las entendiésemos, que nos hicieron descubrir muchas cosas nuevas de la Eucaristía. Cuando nos las manden por escrito, podremos volverlas a estudiar y profundizar en ellas.

Por la tarde, después del retiro espiritual, todos nuestros sacerdotes, sordos y oyentes, se dispusieron a confesarnos. ¿Quién iba a entender mejor a un sordo que un sacerdote que también lo era?

Después de la cena, un sacerdote del seminario nos acompañó a dar un paseo ¡Si estábamos a un paso de la catedral! Como hacía una noche estupenda, recorrimos el centro y nos hicimos muchas fotos.

El sábado por la mañana en el monasterio de las Huelgas, los sordociegos según iban tocando los sepulcros labrados y las maderas talladas, iban dibujando en sus rostros, la mejor sonrisa. Las guías, tan profesionales y humanas, nos proporcionaron una visita inolvidable.

Por la tarde nos esperaba la sorpresa de otro museo, pero al aire libre: Atapuerca. Tuvimos la suerte de visitar un yacimiento en el cual se trabaja actualmente y así pudimos comprender mejor la importancia de todo lo que nos explicaba la guía. Además de sus explicaciones, había paneles gráficos que nos permitieron imaginar cómo sería la vida en aquellos parajes hace un millón de años.

El responsable de ARANS-BUR, nos recibió con la mesa puesta en el aula donde se veía el testimonio de los niños sordos con los que trabajan. Nos dejó muy claro que usan todos los medios, tecnológicos o de cualquier tipo, que faciliten la compresión al sordo (subtítulos traducciones…) Allí encontramos realidades que daremos a conocer por ser pioneras y muy interesantes. Salimos maravillados de la visita.

En la cena y con la paciencia de los seminaristas y responsables del comedor, que como siempre, nos atendían y nos contemplaban con el helado y otros postres, cogimos fuerzas de nuevo para ver una película. No consiguieron ponerla voz, pero no la necesitamos, con los subtítulos tuvimos suficiente . Era un poco fuerte, a pesar de lo cual aguantamos porque nos había dicho el Vicario general: Al final vencen los buenos.

El Arzobispo de Burgos, los sacerdotes, el seminarista y los infatigables intérpretes, con los sordociegos delante, estaban preparados en la catedral para la celebración de la Eucaristía. Era nuestro gran día y sentimos mucha emoción. El Arzobispo se esforzaba por vocalizar al máximo, a pesar de tener esa voz tan clara. Después de la foto a los pies del altar, nos fue impartiendo la bendición, uno por uno, haciéndonos sentir especiales ¡Cuánta paciencia y cuánto amor!

En el paseo del Espolón, como en tantas otras ciudades castellanas, las familias pasaban la tarde del domingo. Algunos nos miraban al vernos tan felices y un señor se ofreció para hacernos una foto delante de la estatua del Cid. Siguiendo por la Casa del Cordón y el Ayuntamiento, de nuevo nos encontrábamos ante la catedral. La rodeamos toda y así pudimos comprender mejor su grandeza y su traza que ya no había explicado el sacerdote que nos guio, en la muy completa visita que hicimos después de Misa. Los últimos rayos de sol, se filtraban por los ventanales de la Fachada de Santa María y nuestras miradas seguían elevándose por agujas y pináculos. Entonces, mirando al Cielo dimos gracias a Dios por permitirnos contemplar tanta belleza.

Canciones y chistes, en la fiesta de despedida. Y con nuestro diploma personalizado y la taza del encuentro, nos sentíamos como niños ¡Cuanto había trabajado la pastoral de Burgos para organizarlo todo! Y ya nos fuimos a descansar. Era nuestra última noche en el seminario.

La Delegada del Apostolado Seglar de Burgos, nos dedicaba su primer día de vacaciones para hacer la III ponencia: Eucaristía y Compromiso.

El encuentro tocaba a su fin y nadie quería que se acabara, porque durante estos días las personas que nos acompañaron, nos hicieron sentirnos comprendidos, valorados y queridos, al compartir todo con nosotros, como hacían las primeras comunidades cristianas.

Para que la Eucaristía no se convierta en una simple rutina, como nos insistió la ponente, eso es lo que tenemos que hacer a partir de ahora: preocuparnos por los demás, empezando por las personas que tenemos más cerca.”

Soco, Diócesis de Ávila