QUIÉNES SOMOS

En el Arzobispado de Barcelona hay un Secretariado diocesano de pastoral para las personas con discapacidad, para ofrecer y coordinar su atención. Ya desde hace años que hay diversas iniciativas y entidades que realizan acciones evangelizadoras en el mundo de las discapacidades.

Cada uno de nosotros somos amados por Dios tal como somos, y ésta es nuestra dignidad. Podemos incluso decir que Dios tiene predilección por los débiles y pequeños, por aquéllos a los que Jesús mostró un especial cariño en sus años de vida pública. Ellos están más cerca de su Corazón.

Toda la Iglesia y “la catequesis, en particular, está llamada a descubrir y experimentar formas coherentes para que cada persona con sus dones, sus limitaciones y sus discapacidades, incluso graves, pueda encontrar a Jesús en su camino y abandonarse a Él con Fe. Ningún límite físico o psíquico puede ser un impedimento para ese encuentro, porque el rostro de Cristo brilla en lo íntimo de cada persona.” (Discurso del Papa Francisco, 21-X-2017)

Para conseguir la inclusión de las capacidades diversas conviene valorar las atenciones pastorales específicas para las diversas discapacidades.

Intuitivamente, las disposiciones para integrar en nuestras comunidades a una persona sorda no son las mismas que para una persona con dificultades visuales o con discapacidad intelectual o física.

Es preciso conocer estas necesidades diferentes y disponer los medios para que puedan sentirse parte importante de nuestra familia eclesial, colaborando en sus actividades, integrándose en la catequesis y en la formación, y participando de las celebraciones litúrgicas, de los sacramentos…

Las diversas discapacidades se pueden agrupar en cinco grandes ámbitos:

  • La psíquica o intelectual, que supone alguna dificultad en la comprensión y expresión…
  • La física o de movilidad, con necesidad de silla de ruedas o con dificultades para desplazarse…
  • La visual o ceguera.
  • La auditiva o sordera
  • La auditiva y visual o sordo-ceguera

Cabe destacar la labor realizada con las personas sordas a través de la Pastoral del Sord de Barcelona. Ofrecemos información…

Historia

En nuestra diócesis hay un colectivo, cercano a un dos por mil de la población, de personas con disminución auditiva, de nacimiento o desde la infancia. La sordera, es un grave obstáculo para la comunicación. Esta limitación, que no se ve ni se siente, y que con tanta frecuencia no llama la atención para ser atendida en sus carencias, hace falta que la Iglesia esté cercana y la atienda en sus necesidades específicas.
El venerable P. Jaume Clotet, misionero claretiano, del cual hemos celebrado el año del centenario de su muerte, ya se dedicó a la acción catequética de los sordos en Vic y Barcelona. En uno de sus libros nos invita a la reflexión: «así como los misioneros aprenden la lengua de los países donde son enviados, también se necesitan catequistas que aprendan a comunicarse con aquellos que no pueden recibir los contenidos de la fe por los oídos, sino por los ojos».

El Arzobispado de Barcelona desde hace muchos años está realizando la tarea pastoral en este ámbito, con un sacerdote dedicado parcialmente a los diversos servicios sacramentales, catequéticos y evangelizadores de las personas sordas. Durante unos cuarenta años lo ha realizado Mn. Josep Albiol, que ha pasado en la Casa del Padre el 26 de mayo de 2003.
Actualmente, la tarea de apostolado con personas sordas de nuestra diócesis, es la acción denominada PASTORAL DEL SORDO DE BARCELONA, que procura ofrecer la atención pastoral en lo que normalmente encontramos en las parroquias, adaptado a las dificultades de comprensión y expresión que pueden tener las personas con discapacidad auditiva, sordas o sordociegas. En este mundo de silencio, que hay que atender en sus necesidades específicas, busca como romper las barreras a la comunicación, también para transmitir el Evangelio, para vivir y celebrar nuestra Fe.

Situación

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Reflexión

(Comentario al Evangelio de San Marcos 7, 31-37)

A Jesús “le presentaron un sordo que apenas podía hablar”. Brevemente, el evangelista Marcos nos describe unas dificultades peculiares de las personas con disminución auditiva, de nacimiento o de la infancia. La sordera es un grave obstáculo para la comunicación. Esta limitación, que no se ve ni se oye, y que con tanta frecuencia no llama la atención para ser atendida en sus limitaciones, nos pide a nosotros, como Iglesia, estemos cercanos y nos preocupemos de sus necesidades específicas.

De todo esto nos da una buena lección el mismo Jesús cuando “le pidieron que le impusiese las manos. Jesús apartándolo de la gente…” Conociendo la situación que vive un sordo, lo coge aparte para dedicarle toda su atención, y realizó el milagro.

Las personas sordas necesitan una dedicación específica y personalizada. Cuando asisten a una celebración litúrgica, a menudo lo pueden hacer como espectadores de lo que hacen los oyentes, con graves dificultades para entender su contenido. El Evangelio reclama una realidad pastoral con el objetivo de ofrecer a las personas sordas y sordociegas, todo lo que de ordinario encontramos en nuestras parroquias, – para las diversas etapas de la vida- teniendo presente su psicología, su método de comunicación visual o táctil -que se puede apoyar con la Lengua de Signos- siempre adaptados a sus dificultades de comprensión.

Aunque Dios no habla al oído sinó al corazón de las personas, todos, sordos y oyentes, corremos el riesgo de no escucharlo cuando nos pide que nos acerquemos a todos en sus circunstancias.

Todos podemos colaborar con nuestra plegaria, pidiendo a Dios que por todas partes haya sacerdotes y laicos, dispuestos y preparados para atender la evangelización de este mundo del silencio.

¡Santa María del Silencio, patrona de los sordos, ruega por nosotros!

Mn. Xavier Pagès Castañer

Consiliario de la atención pastoral a las personas sordas de la Diócesis de Barcelona