Mons. Juan José Omella, nuevo Arzobispo

Mons. D. Juan José Omella nace en la localidad de Cretas, provincia de Teruel y archidiócesis de Zaragoza, el 21 de abril de 1946. Estudió en el Seminario de Zaragoza y en Centros de Formación de los Padres Blancos en Lovaina y Jerusalén. El 20 de septiembre de 1970 recibía la ordenación sacerdotal. En su ministerio sacerdotal, trabajó como Coadjutor y como Párroco y entre 1990 y 1996 como Vicario Episcopal en la diócesis de Zaragoza. Durante un año fue misionero en Zaire.

Cargos pastorales

El 15 de julio de 1996 fue nombrado Obispo auxiliar de Zaragoza. Fue ordenado Obispo el 22 de septiembre de ese mismo año. El 27 de octubre de 1999 fue nombrado Obispo de la diócesis de Barbastro-Monzón, de la que tomó posesión el 12 de diciembre de 1999. Entre el 24 de agosto de 2001 y el 19 de diciembre de 2003 fue Administrador Apostólico de Huesca y entre el 19 de octubre de 2001 y el 19 de diciembre de 2003, también Administrador Apostólico de Jaca. El día 8 de abril de 2004 es nombrado Obispo de la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño. Tomó posesión de la diócesis el 29 de mayo del mismo año. Es también Consiliario Nacional de Manos Unidas.

El 31 de mayo de 2013 fue investido Prior Honorario de la Virgen de Valvanera por el Capítulo de Caballeros debido a su labor con la peregrinación de la Virgen por los diferentes municipios riojanos con motivo del Año de la Fe. El 6 de noviembre de 2014 la Santa Sede hacía público su nombramiento como miembro de la Congregación para los Obispos.

Otros datos de interés sobre Mons. Omella

En la CEE es miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social desde 1996. De 2002 a 2008 fue Presidente de esta misma Comisión Episcopal.

El 13 de marzo de 2014, en la CIII Asamblea Plenaria, fue elegido de nuevo presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social.


Carta al Pueblo de Dios que peregrina en Barcelona

6 de noviembre de 2015

A vosotros, comunidad cristiana de la Archidiócesis de Barcelona, gracia y paz de parte de Dios, Padre de misericordia, de Jesucristo, Salvador del mundo, y del Espíritu que nos anima y fortalece en todas nuestras luchas y empresas.

El Papa Francisco me comunico, a través de su representante en España, el Sr. Nuncio, Mons. Renzo Fratini, su deseo de que sucediese al Arzobispo de Barcelona, Sr. Cardenal Don Luis Martínez Sistach. Y en el día de hoy se ha hecho público este nombramiento.

Os confieso que al enterarme de esa noticia me entró un verdadero escalofrío al sentir la gran responsabilidad que caía sobre mi persona y al ver con mucha claridad la gran desproporcionalidad entre mi pequeñez y la grandeza de esa Archidiócesis, rica por grandes obres realizadas a lo largo de su historia, por la gran santidad en muchos de sus miembros, por las grandes personas que han realizado una importante labor evangelizadora y por los grandes pastores que han guiado esa Iglesia que ya forma parte de mi vida y entra de lleno en mi corazón de creyente y de pastor.

Todavía hoy me pregunto: “¿Por qué se han fijado en mí?”. Y recordé lo que me dijo mi madre, con toda naturalidad y franqueza aragonesa, cuando le comuniqué que el Papa me había nombrado Obispo Auxiliar de Zaragoza: “¿No había otro mejor que tú?”.

Sé que el señor, a través de las mediaciones humanas, elige al que quiere, no siempre al mejor, pero le da su fuerza para desempeñar la misión confiada. Con esa seguridad y confianza acepto esta misión que la Iglesia me confía sin pretender otra cosa que amar a Dios con todas mis fuerzas y serviros a vosotros, queridos diocesanos, con toda entrega y generosidad.

Lo primero que trataré de hacer es conoceros, acercarme a todos vosotros a fin de poder hacer míos vuestros gozos y vuestros sufrimientos, vuestros proyectos y deseos.

Aunque nací en un pueblo cercano a Cataluña, Cretas (Teruel), en la comarca del Matarraña, y entonces Diócesis de Tortosa, de lengua materna catalana, sin embargo mi vida de sacerdote y de obispo ha transcurrido toda ella en Aragón y La Rioja. Por eso tendré que dedicar un tiempo a bucear en vuestra historia y en vuestros proyectos e inquietudes.

No vengo a imponer nada, vengo a ofreceros mi amistad y a abriros mi corazón, a compartir aquello que ha configurado mi vida de creyente y de pastor de la Iglesia. Vengo a llamar a la puerta de vuestro corazón para descubrir las maravillas que Dios ha realizado y sigue realizando en vuestras vidas de creyentes y de personas abiertas e insertadas en esta sociedad globalizada que camina en el Tercer Milenio.

Saludo con gran afecto al Sr. Cardenal, Don Luis Martínez Sistach, que con entrega generosa ha pastoreado esta Iglesia que hunde sus raíces en esos testigos de la fe que están siempre presentes en nuestros corazones: los santos y beatos de esta Archidiócesis, así como la Virgen María, Madre de Dios, bajo cuya protección pongo al ministerio que se me confía.

Saludo también al Obispo Auxiliar, Don Sebastián Taltavull, proveniente de la Isla de Menorca, que ha sabido integrarse plenamente en esta Iglesia local de Barcelona.

Mi mirada se dirige también a los sacerdotes y diáconos, directos colaboradores de los obispos. Quiero ser para todos vosotros un padre y un hermano. Sé que no soy perfecto, conozco mis limitaciones y pobrezas, por eso os pido ya desde ahora una gran comprensión y que me prestéis vuestra ayuda para poder ejercer bien la misión que el Señor me confía. Me conmueve veros totalmente entregados al servicio del pueblo de Dios, de los más pobres y necesitados, tratando de ser transparencias del corazón misericordioso de Dios. Gracias por vuestra entrega. Seguid así y contad con mi apoyo.

La Vida Consagrada está también cerca de mi corazón de pastor. Espero mucho de vosotros. ¿Qué sería de la Iglesia sin los consagrados? Sed fieles a vuestro carisma y vivid en el corazón de la Iglesia muy unidos a los pastores y al pueblo santo de Dios. No olvidéis que la Iglesia es “misterio de comunión en tensión misionera”.

A vosotros, Pueblo de Dios, hombres y mujeres de esta Iglesia que peregrina en Barcelona, a vosotros que os habéis dejado seducir por la Persona de Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios, que os mantenéis fieles a su amor, a todos vosotros, os envío mi más afectuoso saludo. Y os digo: no tengáis miedo de vivir la fe en medio de este mundo complejo que nos toca vivir. El Señor está con nosotros, camina con nosotros y nos sostiene en nuestras luchas y peleas diarias. Tal como pide el Papa Francisco a los obispos, quiero caminar delante de vosotros como pastor que guía a la comunidad; en medio de vosotros como un hermano que comparte los gozos y los sufrimientos de todos sus compañeros de camino; y detrás de vosotros recogiendo a los que se cansan, a los más pobres y necesitados, a los que hay que poner en la cabalgadura como hizo el buen samaritano con el que encontró al borde del camino.

Y saludo también a las Autoridades con respeto y admiración. Os habéis comprometido, en una hermosa tarea, no siempre fácil, como es el servicio al bien común, a trabajar por el bien de todos, especialmente de los más pobres y necesitados. Por eso os digo que os admiro por esa misión que habéis asumido.

Contad conmigo para ese servicio en pro de los más pobres y necesitados. Sabed que os acompaño con mi aprecio y oración. Finalmente un saludo cordial a todos los barceloneses de cualquier creencia y convicción, de los que ya me siento próximo y conciudadano, como testigo de una Iglesia, rostro de la misericordia del Dios, que a todos ama, que se siente solidaria de las mejores intenciones, y a todos tiende su mano amiga. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros.

†Juan José Omella Omella

Administrador Diocesano de Calahorra y La Calzada-Logroño,

Arzobispo Electo de Barcelona